La hora de las brujas (Las Brujas De Mayfair I)
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Anne Rice (Author)
La hora de las brujas es una fascinante e hipnótica novela que abarca cuatro siglos de historia de la prominente y rica familia Mayfair, una dinastía de brujas de Nueva Orleans, perseguida por un ser poderoso, peligroso y seductor a lo largo de los siglos. Las mujeres de la familia Mayfair no se rinden y tratan de comprender y destruir a esa misteriosa fuerza que ha mantenido siempre amenazadas a su familia.
"El doctor se despertó asustado. Había vuelto a soñar con la vieja casa de Nueva Orleans. Había visto a la mujer en la mecedora y al hombre de los ojos marrones."
"Incluso ahora, en este tranquilo motel de la ciudad de Nueva York, sintió la inquietante desorientación de antaño. Había vuelto a hablar con el hombre de los ojos marrones. Sí, ayúdala. "No, solo es un sueño. Tengo que salir de él."
"No conseguía librarse de la impresión de la vieja casa. Casi podía oír el zumbido de los insectos contra la malla mosquitera del porche. Y el hombre de ojos marrones hablaba sin mover los labios. Un muñeco de cera lleno de vida... "No. Basta."
La hora de las brujas es una fascinante e hipnótica novela que abarca cuatro siglos de historia de la prominente y rica familia Mayfair, una dinastía de brujas de Nueva Orleans, perseguida por un ser poderoso, peligroso y seductor a lo largo de los siglos. Las mujeres de la familia Mayfair no se rinden y tratan de comprender y destruir a esa misteriosa fuerza que ha mantenido siempre amenazadas a su familia.
"El doctor se despertó asustado. Había vuelto a soñar con la vieja casa de Nueva Orleans. Había visto a la mujer en la mecedora y al hombre de los ojos marrones."
"Incluso ahora, en este tranquilo motel de la ciudad de Nueva York, sintió la inquietante desorientación de antaño. Había vuelto a hablar con el hombre de los ojos marrones. Sí, ayúdala. "No, solo es un sueño. Tengo que salir de él."
"No conseguía librarse de la impresión de la vieja casa. Casi podía oír el zumbido de los insectos contra la malla mosquitera del porche. Y el hombre de ojos marrones hablaba sin mover los labios. Un muñeco de cera lleno de vida... "No. Basta."